<
>
Veografías, 2017
De la fotografía en su relación con el dibujo.
A propósito de la exposición colectiva, Una Rosa Amarilla, celebrada en Logroño entre el mes de febrero y el mes de abril de 2017, comisariada por Susana Baldor y organizada por Francisco Gestal para Cultural Rioja (Ayuntamiento de Logroño-Gobierno de La Rioja)
En la obra de Teresa Rodríguez (Logroño, 1962) la luz lo impregna todo. Y compartimos en este sentido la definición que hace la artista Uta Barth: “Para mí la definición más literal de fotografía es eso, dibujar con líneas de luz” Pero la desbordante luz en las imágenes de Rodríguez no es suficiente para poder recrearnos en la contemplación de la escena completa, ya que la artista nos oculta intencionadamente el lugar donde han sido tomadas sus instantáneas. Solo conseguimos ver algunos detalles que dibujan formas, sombras y líneas. En ellas desaparece casi por completo cualquier aspecto narrativo que pudiéramos exigirle a la fotografía, dejando a la vista únicamente los colores y las texturas. No hay relato ni acontecimiento. Estas imágenes no nos cuentan las historias de los objetos ni las de los personajes que aparecen en ellas. Y sin embargo, gracias al encuentro entre el realismo implícito en el medio fotográfico y la abstracción conceptual sobre las que están construidas podemos comprender nuestro entorno aisladamente de su contexto.
Teresa Rodríguez extrae de los objetos y personajes rasgos esenciales, como lo hace un dibujante, un científico o un poeta. Los primeros planos que realiza en este magnífico trabajo petrifican el movimiento y, con ello, la narrativa temporal del momento en que fueron tomadas. De este modo cede el protagonismo a la composición de los motivos retratados y a la delicada exploración de la línea, tanto en los objetos como en los detalles de la anatomía humana. Va en busca de la belleza en las formas rígidas y ondulantes y en el estudio de la sensualidad del color de los elementos fotografiados.
Los volúmenes modelados por la luz, la atrevida manipulación de la escala real de los objetos fotografiados - provocada por el contraste entre su objetivo macro y el gran formato en que se presenta la ampliación impresa de la imagen -, y las detalladas texturas, son emocionantes. En definitiva, todo un muestrario de líneas y formas dibujadas por el rico y personalísimo vocabulario visual de la artista que nos revela, además de sus afectos, su elaborado pensamiento sobre la imagen.
Susana Baldor
Y en ese terreno que invita a ampliar los límites y las fronteras del dibujo contemporáneo se enmarca el trabajo de Teresa Rodríguez, cuyas fotografías, sobre papel Harman, dibujan con luz fragmentos de elementos que reflejan abstractas y pictóricas texturas que invitan a imaginar el todo al que pertenecen. Detalles que nos hacen fijar la mirada en fracciones de realidad en las que quizá no habíamos reparado y que tienen el poder de hacernos reservar un momento para observar y reflexionar sobre lo que nos circunda, sobre lo particular; como haría Domenico Gnoli con sus minuciosas pinturas de elementos cotidianos en gran formato.
Mónica Yoldi